Rescatándome...

Con la impaciencia de quien espera la llamada de su amor,
yo encontré al rencor,
hablaba con el olvido,
me encomendé a su valor,
y de pronto se oyó un ruido, es el saxo tenor,
es el temor a lo vivido.
Es desalentador que alguien espere que el dinero le caiga del cielo,
y que otros esperen a la lluvia
yo soy su mensajero,
aquel que palabras diluvia,
y por deshonrar a esas furcias
me las dí de embustero, más por mi yugo denuncia.
Que manché mis manos con el barro de madre Tierra,
y llené mis pulmones con el aire,
el que tu crees que es un don nadie, tal vez
sea el que más razón tenga,
yo soy lo más parecido a una guadaña en la siega.

Un lento girar de la noria, me devuelve al abismo,
del que formé parte, es es mi unico camino,
no un camino al cielo, ni una salvación,
sino el no encontrar consuelo, de sensaciones tengo anhelo...
Léelo, aunque cueste creerlo, créetelo,
no sabrás que estoy diciendo, pero, entiéndelo
intenta comprenderlo, y quizás un día, espero,
comprenderás lo que yo pienso...
El amor sin sufrimiento no vale una mierda,
lo sé de propia experiencia, que nadie lo sostenga
que se puede ser feliz sin que mi alma venda,
a la mujer que yo quiero, si, haré esta ofrenda...
A veces, la oscuridad nos atrapa,
y el engaño de la misma nos hunde,
pero la verdad es otra, nuestro corazón se funde
al de esa niña por la que cunde nuestra prosa,
o en mi caso, un verso a la deriva,
que navegando sin iniciativa,
camina sin rumbo fijo, sin quien la dirija
sin un esquema, pero con dulzura,
sin ser salvaje, esta mi cura,
y mi bagaje, a estas alturas,
no hay quien lo raje, y tu cintura,
su paraje, una escultura,
pero mi viaje, en mi lectura,
se terminó hace tiempo,
como mi literatura,
corrió más bien lento,
y se paro con mesura,
como quien flota en el viento,
y la herida curada y dura,
se abrió de sentimiento,
y en vez de sangre y lamento,
brotaron alegría y ternura,
y estos versos de arrepentimiento,
no se pueden comparar ni al uno por ciento,
a lo que para mi es tu hermosura...