jueves, 10 de junio de 2010

Autoevaluación...

Camina solo por la calle, a paso irregular, parece cansado, la expresión de sus ojos y sus labios denota desesperación y desolación, sensación de estar solo, sensación de necesitar amor.
Cruza la calle trotando torpemente hasta llegar a la otra acera, su estómago y sus pulmones se resienten, debería haber comido, debería haber dejado el tabaco en su momento. Mientras, divisa la puerta de su casa al fondo de la calle, cavila lo que deberá hacer pronto: ducharse, leer y ponerse a estudiar para sacar su gris futuro adelante.

Más cuando el sujeto llega a la puerta, una sensación le invade al tocar el frío acero, la sensación de ser consciente de su propia realidad, la sensación del que se abstrae de su cuerpo y su alma sube, viéndose lo insignificante que es, y lo solo que se encuentra en el mundo; pero nuestro caminante ignora el sentimiento una vez más, acostumbrado a reprimir sus emociones por miedo al que dirán, pulsa el botón del ascensor en el vestíbulo del edificio y espera paciente la llegada de su transporte.

Hace 3 meses estaba en la misma posición, mirándose fijamente a los ojos, a un par de metros del gran espejo que cubría la estucada pared de la sala, rascandose la nuca con aire despreocupado, y 3 meses se le pasaron por la cabeza en 1 segundo, 3 imágenes en su retina: una mujer, un viaje, un beso...

Los minutos se hacen eternos, hasta que con unleve crujido, la puerta del ascensor se abre, y nuestro individuo entra en ella con una inercia casi robótica, casi sin pensar. Durante la ascensión, evita mirarse al espejo, teme que sentimientos puedan brotar de nuevo, viejos recuerdos que tengan consecuencias drásticas en el presente, y en poco tiempo el ascensor llega a su destino, pero, esta vez, no puede evitar mirar al espejo al lado de la puerta, y nuevamente, 3 imágenes asaltan su conciencia: un abrazo, un cuadro, un rechazo...

Apuñala la cerradura de la casa con un pulso tembloroso y abre la puerta con un chirrido monótono y familiar, otra vez la misma historia, el perro ladra, la radio encendida, siempre la misma historia...Se desviste y se ducha con automatismo involuntario, y, entra a su habitación, destapa el paquete de Camel, saca un pitillo y su Zippo, y con un chasqueo metálico, una llama color azul cielo enciende su cigarrillo.

Delante del escritorio, otra vez, y, siempre la misma historia, estudiar para sacar su futuro adelante, pero, esta vez, hay algo que tira de él, algo que le pide que le preste atención, la válvula de escape a sus sentimientos reprimidos, y, al encontrar ese atisbo de esperanza, empieza a rebuscar en sus antiguos vinilos, la música para plasmar lo que sentía. Pierde la conciencia del tiempo y del espacio, y se despierta tumbado en el escritorio, mira el reloj, 6 A.M, hay que ir al trabajo, ducha desayuno, y a la calle...Pobre iluso, ni se dió cuenta de lo que había escrito mientras la inspiración tomaba el propio control de su cuerpo, sus sentimientos, allí, en su escritorio, plasmados en una hoja de papel, por fin, pero, que más daría, si ella nunca lo iba a leer...

Moraleja... ''Aprende a vivir sin amor''

2 comentarios:

  1. ''Aprende a vivir sin amor'' o no con ese, digo yo.
    Suerte en tu busqueda, que ahi creo que estaras un poco solo. Recueda que aun tienes 16 años, no toco acaba en un rechazo, un papel que ella nunca leera, en fin, un pasado...
    Supongo que habra otras mujeres, otros besos...
    Aunque no soy yo la mas indicada para hablar.
    Un saludo Ernie ;)

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  2. La vida es demasiado corta para mirar tantas veces atrás.

    Fúmate un camel y rebusca en esos vinilos, seguro que ahí encontrarás la respuesta, en la Música.

    Moraleja: "Aprende a vivir sin ESE amor"

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